La primera atracción de noria fue construida para la Exposición Universal de Chicago en 1893, proyectada por el ingeniero George Washington Ferris. Tenía una altura de 75 metros, menos de la mitad que la mayor noria de la actualidad, el sueño de la Rueda de la Fortuna empezó como algo original, atrevido y único. En un principio la maqueta original contaba con 36 cabinas, cada uno equipado con 40 sillas giratorias y con capacidad para hasta 60 personas.
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